domingo, 26 de abril de 2009

Tertuliando

TERTULIANDO CON EL CHATO




Mis chaticos y chaticas reciban un cordial saludo caray. Hoy, definitivamente las noticias y las ocurrencias de nuestros dirigentes están a pedir de boca. Cómo les parece y para los que no están enterados que en un partido de fútbol – óigase bien fútbol – celebrado en el coloso de la 57 el pasado domingo cinco de abril pasó un incidente nefasto. Unos bárbaros, mal llamados hinchas lanzaron todo tipo de objetos contra el bus del equipo Deportivo Cali, lo que le ocasionó unas heridas de consideración al jugador Juan Guillermo Domínguez.

La verdad, uno diría que éstos vándalos que cometieron está acción tendrían un castigo ejemplar, pero, recordemos que acá la ley premia al bandido y condena al ciudadano y es precisamente donde hace la aparición nuestras queridas y admiradas autoridades, nuestro querido y apreciado burgomaestre. Todos protagonistas de esta historia.

Comienzo en primer lugar con una preocupación sobre la salud visual de nuestro mandatario local, de sus asesores y del Comandante de la Policía, pues todos, absolutamente todos declararon en los medios que sólo una persona fue la que participó en el incidente.

¡Qué maravilla! ¿una?, muy sutilmente me preguntó entonces, ¿qué pasó con los otros 30 o 40 delincuentes que también participaron del bombardeo hacia el bus que transportaba al Deportivo Cali? ¿Dónde están? Ó ¿Por qué fue necesaria la intervención de un escuadrón antidisturbios para calmar los ánimos del sector Sur del estadio?

Los que fueron al “Nemesio” saben perfectamente de lo que estoy hablando, pues las afueras del El Campín volvieron a presenciar unos brotes de violencia que no son para nada característicos del deporte. Lo cierto, es que con el ataque a este jugador y la reacción de las autoridades viene mi segundo punto: la solidaridad.

¡Increíble!, acá apedrean a un jugador de fútbol, lo mandan a la clínica inconciente y en vez de suspender un partido que no ofrecía garantías, mandan a jugar a once hombres muertos del susto y con la preocupación de su compañero herido.

Es que definitivamente el espectáculo debe continuar y como gladiadores en tiempos de Roma deben sacrificarse para darle pan y circo al pueblo. Muy chirriado de tu parte Moreno. Anótate un punto.

El resultado: si hablamos de espectáculo, la verdad le robaron nuevamente la plata a los aficionados que asistieron. Si hablamos del jugador, la venda que le colocaron saliendo de la Clinica Palermo y su rostro de indignación por lo sucedido hablan por si solos.

Acá lo importante es jugar, cumplir los contratos, pasar por encima incluso de la integridad física y moral de las personas por que ala no nos digamos mentiras, a la hora de la verdad esto es un negocio. Felicito entonces a los dirigentes de Millonarios y de Deportivo Cali especialmente, que les exigieron a sus trabajadores cumplir con su labor; jugar al fútbol.

Extiendo esas mismas palabras a la administración Distrital, por su fehaciente compromiso en no decepcionar a los más de 15 mil espectadores que ya se encontraban dentro del Campín.

Por último, cabria anotar una reflexión sobre los hechos y es ¿hasta cuándo tendremos que seguir soportando estos incidentes de mal gusto? ¿Hasta cuándo, nuestros “HPS” o mejor conocidos como Honorables Parlamentarios tomarán cartas en el asunto?, para que las medidas sean más que una restricción de la entrada al escenario, restricción que dudo se cumpla o acaso irán a pegar carteles en las puertas para impedir que este “ciudadano” ingrese.

Lo cierto es que mientras se tramite la burocracia pertinente estaremos condenados a ver en las calles a estos personajillos de poca monta.


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