domingo, 6 de mayo de 2007

LA FALACIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION

EDITORIAL
En estos días, varios han sido los llamados de atención que las organizaciones que defienden la libertad de prensa le ha realizado al Gobierno Venezolano, acerca del cierre de uno de los medios más representativos del vecino país; Radio Caracas Televisión. Sin embargo, la mirada de estás organizaciones aún no pasa por el territorio colombiano, la razón, decimos que aquí hay garantías de libertad de expresión, que no hay censura y mucho menos cierres de medios.

No obstante, lo que llamamos hoy periodismo, está siendo viciado por un poder político que en complicidad con las distintas empresas de comunicación, han llevado a un confuso relato sobre la vida nacional y ha permitido que la esencia de la autonomía quede relegada a los intereses de unos particulares que día a día colocan en jaque a mas de un editor de periódico.

Es increíble que en Facultades de Comunicación y en distintas empresas exijan una neutralidad frente a los hechos, dejando en claro que las posturas de un periodista es una de las miles de visiones que puede generar un hecho. Colombia en este momento, no tiene distintas versiones de los sucesos, más que los periódicos locales, o ElTiempo que es el único a nivel nacional.

Pero esto no es culpa de los medios de comunicación, ni tampoco de la academia, sino de una clase dirigente lenta y con poca visión para llevar un proyecto político que nos permita salir del abismo al que ingresamos desde la independencia. Hemos olvidado que el periodismo pasó de ser una aventura de las clases altas de la nación, a convertirse en el escudero de dos desgastados partidos políticos y en la actualidad en el lamesuelas del gobierno de turno.

Por eso, cito un ejemplo muy actual; la intervención del Presidente de la Republica sobre las acusaciones de la oposición y que comenzó a tener importancia a nivel internacional, más especifico, con Estados Unidos. El manejo de la rueda de prensa fue improvisado, además de la desigualdad, por apropiarse del espacio de dos medios privados (el Presidente puede y debe tomar los canales públicos, no las empresas privadas), para tertuliar sobre dichos acontecimientos, pero, ¿donde quedo la autonomía de RCN y Caracol?

En esa medida, es difícil plantearles a las de comunicación de la nación, a las diferentes facultades y en general a la población que crean en unos medios que tienen vínculos muy estrechos con las instituciones y que desde las aulas los adoctrinan para la neutralidad y no el criterio ni mucho menos la objetividad.

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