martes, 2 de diciembre de 2008

LA DESGRACIA DE UN PAÍS CIEGO

LOS MALES EN TRES PALABRAS ¿DMG?


Mientras los principales medios del país se ocupan de los damnificados de las piramides y las autoridades comienzan la "extenuante" investigación. El gobierno encontró que su único enemigo no se encuentra en el monte, ni tiene fúsil.

Por: David "El Chato" Romero



Los males de la nación señores, recaen en un hombre de cola de caballo, llamado David Murcia y dueño de la peor empresa dedicada al lucro que jamás se haya visto en el país. La caída del empleo en Colombia no se debe a la ineptitud de un Estado preocupado por buscar malechores y terroristas en las universidades, ni se debe a la falta de una política pública que responda a las necesidades de los indígenas, por supuesto, no tiene nada que ver con implementar una seguridad democrática que sacrifica las libertades. El colapso se debe a que un sólo hombre manejó la economía de este país durante los últimos cinco años en la impunidad absoluta, ya que ese tiempo fue el que tardó el gentil gobierno en descubrir semejante fechoría.


Pasaron cinco años en donde muchos aprovecharon y se enriquecieron, media década en donde se jugó con la ilusión del ciudadano y un gobierno pensando en que la solución es una guerra indefinida, sin oposición y con una fé absoluta en la reelección, ¿de personas o de programas? Lo cierto es que pobre de aquel que difiera del concepto del señor todopoderoso, de aquel que con sus huesitos y sus carnitas ha llevado al país al pesimismo, ha logrado triunfar en la política sistemática del silencio, si, ha logrado adormecer la mente de todo un país con espectáculos televisivos, con el montaje teatral llamado consejo comunal.


Y mientras esto ocurre en la propaganda oficial, los colombianos que han sido burlados en su buena fé, esperan la solución a una avalancha que se veia venir desde hace tiempo. Y el Señor todopoderoso, que encarna la figura hacendataria de esta nación, conmueve con sus discursos y promete la reconstrucción de unos sueños que se esfumaron. Ayudas tan grandes como mentirosas - o mejor- inCREÍBLES, lo cierto, es que si bien la guerra le ha generado un 86 por ciento de popularidad, el otro manejo de estado le ha resultado incomodo.

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